Fabricando con criterios de economía circular: tres procesos innovadores para la producción del ladrillo

 

ecocircular| 6 de febrer del 2022

España, junto al resto de los países de su entorno, está inmersa en un proceso de transición desde una economía lineal –se fabrica, se compra, se usa y se tira– a una basada en criterios de circularidad. Este hecho supone un cambio radical en nuestra manera de entender la vida útil de los productos, reutilizándolos al final de su ciclo y reduciendo al mínimo la generación de residuos, de una manera muy similar a como lo hace la naturaleza.

Sin embargo, este es un camino largo y todavía nos encontramos al inicio. Si bien es cierto que, en Europa, la tasa de recuperación y reciclaje de residuos se sitúa por encima del 50%, el porcentaje de material reciclado que se emplea nuevamente en el proceso constructivo es bajo (inferior al 12% según Eurostat). Si miramos a España, el dato es inferior. Según el último informe de la Fundación Cotec sobre la Situación y Evolución de la Economía Circular en España, en el año 2019, tan solo un 10% de los requerimientos totales de material estuvieron cubiertos por material recuperado, situándonos casi dos puntos por debajo de la media europea y muy lejos de países como Países Bajos (30%) o Francia (20%).

En este contexto, el edificio y los materiales que lo conforman, pueden jugar un papel clave en la implantación de una economía circular. El edificio se convierte en algo más que un espacio en el que habitar, trabajar o disfrutar del tiempo libre, pasa a concebirse como un “banco de materiales”, una idea innovadora que, como recoge Green Building Council España en su informe sobre Economía Circular, nos obliga a mirar a largo plazo, apostando por soluciones “que permitan un desmontaje sin residuos o diseñar mediante sistemas más que en materiales, pensar en integrar el mantenimiento en el proceso, además de aplicar productos con el mínimo impacto medioambiental y social (con menor energía embebida, pero también promoviendo empresas locales que ayudan a la economía circular de una ciudad)”.

Desde Hispalyt, Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, y el Gremi de Rajolers de la Comunitat Valenciana, destacan la aportación de los materiales cerámicos, como el ladrillo y la teja, a la economía circular. “Su gran durabilidad, su composición natural, su bajo impacto ambiental, y su capacidad para reciclarse y convertirse en otras soluciones al final de su vida útil hacen de estos productos las soluciones más adecuadas a la hora de construir pensando de forma circular. Además, cabe destacar el importante esfuerzo que desde las empresas fabricantes están realizando para ofrecer al sector soluciones que contribuyan a reducir a 0 la huella ambiental del edificio. En este camino, el proceso de fabricación de los materiales es clave, ya que la reducción de las emisiones comienza ahí, en la ‘cuna’”, señalan desde la asociación.

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